En Bolivia, si un alto porcentaje de la golpeada economía es informal, el caso de los “autos chutos”, los vehículos que ingresan de contrabando, representa tal vez uno de los casos más paradigmáticos y peligrosos en esa estadística.
Se trata de vehículos que entran de forma ilegal desde la Zona Franca de Iquique (Zofri), en Chile, o bien robados, también en el país trasandino. Son comercializados a un 40% del valor del mismo auto en el mercado formal, y circulan por los pueblos bolivianos. No tienen patente, tampoco seguro, y pasan delante de la Policía y de las autoridades.
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Los autos “chutos”, de lleno en la elección presidencial de Bolivia.
En plena campaña, el candidato presidencial Rodrigo Paz Pereira prometió regularizarlos, lo que hizo subir los precios de ese mercado informal. Así, la polémica se metió de lleno en la contienda electoral para el balotaje de este domingo donde Paz Pereira se mide contra el liberal Jorge “Tuto” Quiroga.
La Cámara Automotor Boliviana (CAB) estima que en el país hay alrededor de un millón y medio de “autos chutos”, de un parque automotor total de 2,5 millones. Entienden que más de 200.000 son de uso cotidiano en los pueblos, y el resto están a la espera de ser vendidos.
“Por año ingresan aproximadamente 100.000 autos chutos, casi que duplican a la cantidad de la importación de autos legales entran por la Aduana. Nosotros registramos 60.000 vehículos legales por año. A partir de la pandemia hubo una caída hasta los 35.000; pero el año pasado cayeron a 29.000. Por la falta de dólares, este año la importación no llegará a 17.000”, detalló a Clarín Luis Encinas, director ejecutivo de CAB.
Esta falta de dólares impulsa el mercado de los autos chutos, que cuestan casi un 50% menos. En el léxico Camba, como llaman a la gente en el este de Bolivia, “chuto” significa desnudo y empezaron a nombrar así a los autos que no tenían papeles. No solo se utiliza la denominación “autos chutos”, sino que “chuteros” son los que van a buscar los vehículos a la Zona Franca de Iquique, los cruzan por el desierto o el salar y los comercializan en ferias semanales o en Marketplace, la plataforma de Facebook en la cual los usuarios pueden ofrecer y vender productos.
Clarín viajó hasta Caranavi, un pueblo en las Yungas, a unas cuatro horas de La Paz, donde la mayoría de los autos son chutos. Circulan sin patente, ante la mirada de la Policía. Aunque no los dejan cargar combustible, los conductores padecen las largas filas de varias horas para cargar nafta en sus chutos, igual que los vehículos legales.
Los “autos chutos” circulan sin patente por las calles de Caranavi.
En la plaza principal, frente a la Alcaldía municipal y la comisaría, es difícil ver un auto con patente. Pero llama la atención que muchos son usados para el transporte de pasajeros. “Lo de los autos chutos lleva más de 20 años. Aquí más del 70% de los autos son chutos. Pensé en comprar uno porque tengo un pequeño negocio, pero en esta economía se hace difícil juntar dólares y tomo el taxi chuto. Así estamos viviendo aquí, aunque está mal”, reconoce Humberto Campos a Clarín, sentado en la plaza central de Caranavi, donde tiene la venta de jugos y empanadas.
La zona franca en Chile, el negocio de los paquistaníes y los “chuteros”
El mercado de los autos chutos en Bolivia se divide en dos tipos de procedencia. En general los chuteros los compran de forma legal en Iquique, y se convierten en ilegales al ingresar a Bolivia. Y por el otro lado están los robados, la mayoría en Chile.
“Los robados, en general vienen del norte de Chile, y entran sin ningún tipo de documento. Los ponen en frontera y un chutero boliviano, en complicidad con alguien, los venden en el país”, explica a este diario un investigador del mercado automotor que pidió anonimato.
“El negocio de los chutos comprados en Zofri (Iquique) es manejado por paquistaníes. Tienen grandes galpones inmensos con vehículos, la mayoría con el volante a la derecha porque vienen de Japón y otros destinos de Asia o Sudáfrica. Los paquistaníes los llevan a mecánicos peruanos y argentinos ahí cerca y les cambian el volante de lugar”, precisa el investigador.
Larga fila de “autos chutos” en Caranavi, Bolivia, para cargar combustible.
Esos vehículos son fáciles de reconocer para los entendidos en el sector, porque las marcas importan ciertos modelos y al verlos en la calle saben que no entraron de manera legal. En su momento, a los vehículos que les cambiaban el volante de derecha a izquierda los llamaron “Transformers”, por la serie animada.
“Al venderlos, los paquistaníes emiten una factura de reexpedición y los llevan en camiones unos 250 kilómetros hasta Pisiga, en la frontera entre Chile y Bolivia”, puntualiza el investigador.
Los autos son bajados ahí, pero en lugar de entrar por la aduana boliviana, empiezan a cruzar por pasos ilegales en el desierto o por el salar y se convierten en “chutos”. En general lo hacen en grupos de ocho conductores y al líder del grupo lo llaman “cigüeña”.
Atraviesan unos 300 kilómetros por caminos ilegales y llegan a Challapata, en Oruro, o a Patacamaya, en La Paz. Ahí se organizan ferias semanales en las que venden a precios muy convenientes.
Hace un tiempo atrás, una camioneta Toyota Runner 2016, la ofrecían a US$ 14.000 en Marketplace, cuando en el mercado está al doble. Pero a partir de la promesa de Paz Pereira, los precios subieron y esa misma camioneta se vendió a 16.500 dólares.
Una Toyota Hilux diesel en las calles de Caranavi, cuando ese modelo no se vende de manera oficial en Bolivia.
A su vez, a una camioneta Toyota Noah de 2004 la ofrecen a poco más de 4500 dólares en Facebook y aclaran que tiene “su hoja de expedición”.
La polémica de los “autos chutos” en la campaña electoral
Paz Pereira prometió regularizar los “autos chutos”, entre otros puntos para saber cuánto combustible se consume oficialmente y cuánto se escapa de contrabando por estar más barata que en sus países vecinos.
Un “auto chutos” en Caranavi, frente a un local partidario del candidato Paz Pereira.
El litro de combustible especial, el subvencionado por el Gobierno, cuesta 3,72 pesos bolivianos, unos 50 centavos de dólar, o 25 centavos de dólar al paralelo o blue.
“Los vehículos indocumentados los vamos a ordenar y los robados los vamos a devolver y así sabremos cuánta gasolina y diésel consumimos y cada uno va a ayudar y aportar”, lanzó el candidato presidencial.
En el equipo de su rival, Tuto Quiroga, consideran que es una medida para captar el voto de los más de 200 mil bolivianos con autos chutos.
Rodrigo Paz Pereira y Jorge “Tuto” Quiroga, se enfrentan en el primer balotaje de la historia de Bolivia.
Al ser consultado, Quiroga fue tajante: “No se legaliza lo robado. Pero además, no se puede premiar al que no pagó y castigar al que sí cumplió. Sé lo que vale la palabra de un candidato y sé que uno puede alimentar la especulación y no soy irresponsable”.