La vida después de Miguel Angel Russo ya no tendrá su característica sonrisa. Detrás de su muerte quedará el legado de su carrera en el fútbol, los lazos familiares y un profundo respeto de todo el fútbol. Y un gran desafío para Claudio Ubeda, su heredero natural en el cargo. Fue una de las últimas voluntades del fallecido entrenador y Juan Román Riquelme lo honrará. Por amistad, claro, y también por conveniencia. A fin de cuentas, el presidente tiene claro que, más allá de los vaivenes deportivos, pocos podrán reprochar la continuidad del ayudante de campo. Fundamentalmente, por el contexto.
Este lunes empezó el ciclo del Sifón con Juvenal Rodríguez como colaborador. Cerca del técnico le confirmaron a Clarín que no habrá modificaciones. “Seguirá todo igual. Será raro sin Miguel, pero no vamos a cambiar nada. Los jugadores tomaron todo con naturalidad”, confiaron.
Ubeda es un técnico hecho y derecho, aunque haya elegido atravesar estos últimos cuatro años como colaborador directo de Russo. Cuando fue despedido por el propio Riquelme en agosto de 2021, Miguel se quedó sin asistentes porque Mariano Herrón fue tentado para seguir en Boca y Leandro Somoza tomó vuelo propio. El llamado de Al Nassr fue casi inmediato y Gonzalo Belloso le dio buenas referencias del Sifón, que contaba con un plus para dirigir en Arabia Saudita: su conocimiento del inglés. A partir de ahí, se hicieron inseparables y estrecharon su vínculo.
A los 56 años recién cumplidos el 17 de septiembre, Ubeda tiene un pasado como entrenador principal. Se retiró como jugador en Huracán con el ascenso de 2007 y, tras la salida de Antonio Mohamed, se hizo cargo del equipo en Primera. Dirigió 24 partidos (6 ganados, 7 empatados y 11 perdidos) y fue despedido en la primavera de 2008, con el equipo en el último puesto. En enero de 2010, asumió la conducción de Independiente Rivadavia. Duró apenas 7 fechas y también lo cesaron.
Ubeda al lado de Russo, en Mendoza.
Foto Ramiro Gómez
A Racing, donde fue campeón del histórico Torneo Apertura 2001, llegó como colaborador de Alfio Basile en 2012. El Coco estuvo tres meses y cuando se fue, Ubeda decidió lanzarse solo. Entonces, recaló en Boca Unidos, donde tuvo su etapa más larga en la Primera Nacional. Dirigió 43 partidos al conjunto correntino hasta fines de 2013.
En 2014 tuvo su primera experiencia internacional en Magallanes de Chile, equipo de Segunda División. Se presentó con referencias de Marcelo Bielsa y Jorge Sampaoli, populares del otro lado de la Cordillera.
En 2016 volvió a Racing para trabajar en la Reserva. Cuando Víctor Blanco prescindió de Facundo Sava, fue interino en dos partidos de la Academia, la clasificación ante Olimpo (2 a 1) en la Copa Argentina y el empate con Talleres.
Fue justo dos meses antes de que, sorprendentemente, lo contrataran como entrenador de la Selección Sub 20 en los tiempos de la Comisión Normalizadora. El Sifón no figuraba entre las 44 carpetas que le presentaron a Armando Pérez. Dirigió el Sudamericano de Ecuador y el Mundial de Corea, donde Argentina quedó eliminada en la primera ronda. Y al regreso, dejó el cargo en junio de 2017.
Volvió a Racing en 2018 como coordinador de las inferiores y volvió a ser técnico interino tras la salida de Juan Antonio Pizzi. Estuvo 13 partidos al mando de la Academia. El entonces presidente acordó la llegada de Fernando Gago y Ubeda, que en principio iba a continuar hasta diciembre, decidió dar un paso al costado.
El Sifón con Juvenal Rodríguez, el día de la goleada ante Newell’s.
Ubeda dirigió más de 100 partidos como cabeza de grupo, tiene experiencia, pero nunca hubiera estado en una lista de posibles candidatos a dirigir a Boca. No obstante, en estos pocos meses que trabajó con Russo tuvo que lidiar con un vestuario cargado de estrellas.
Su rol como como ayudante lo obligó al diálogo directo con los jugadores. En especial, cuando de decisiones fuertes se trataba y en el último tiempo, directamente fue el que llevó la voz cantante ante el deterioro y la ausencia de Miguel.
El Sifón fue el que tuvo una charla fuerte con Marcos Rojo cuando el técnico decidió apartarlo y no les permitió cambiarse en el mismo vestuario que su ex compañeros. También, se tuvo que bancar a Miguel Merentiel -puertas adentro- y a Edinson Cavani y Carlos Palacios -a la vista de todos-, quienes se enojaron cuando fueron reemplazados.
Ahora, la primera medida importante que deberá tomar es respecto al uruguayo y capitán, quien se resintió de la lesión en el psoas cuando iba a ser convocado contra Barracas Central. La idea de Ubeda es continuar con Milton Giménez y Merentiel como doble “9”, muy a pesar de que el astro nacido en Salto es uno de los preferidos de Riquelme.
Ubeda parece haber encontrado el equipo a bordo del 4-4-2. Si el chileno Palacios está en condiciones, será titular ante Belgrano, el sábado en la Bombonera. La lesión de Alan Velasco, una distensión de ligamento interno de la rodilla derecha, lo dejará fuera de carrera por lo que resta del año.
Agustín Marchesín; Juan Barinaga, Lautaro Di Lollo, Ayrton Costa, Lautaro Blanco; Brian Aguirre, Rodrigo Battaglia, Leandro Paredes, Palacios; Merentiel y Giménez es el equipoq que ya sale “de memoria”, como le gustaba decir al Coco, otro de los maestros de Ubeda.
¿Tiene futuro o solo es un plan de contingencia el entrenador rosarino? Riquelme ya mostró que puede esperar, muy a pesar de las críticas. Así como Sebastián Battaglia reemplazó a Russo como interino, ganó la Copa Argentina y fue ratificado, lo mismo puede suceder con Ubeda, por más que no sea un técnico del riñón. De los resultados, como todo, dependerá la suerte de un hombre que llegó como mano derecha de Russo y hoy tiene todo el peso de la responsabilidad.